MenteFija

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.


3 comentarios

Fin de un ciclo. Gracias por todo

Hoy escribo para despedirme, porque se cierra el blog MenteFija. Fueron más de 9 años publicando contenido cristiano desde aquella tarde de un 26 de Febrero del 2008.

Es momento de cerrar un ciclo. Fue una excelente experiencia bloguera, la que me ha ayudado no solo a crecer en lo personal, sino sobre todo a empujar mi caminar cristiano. He podido ordenar mis ideas, compartir, verter mis emociones y entregar un poquito de lo que voy aprendiendo. Si en algo he ayudado a alguien, soy un agradecido de Dios que me ha dado esa oportunidad. Todo se lo debo a él.

Hoy toca seguir caminando, abrir nuevos horizontes y cruzar muchos puentes para continuar creciendo en la la obra de Dios. ¡Todo sea por su gloria!

Gracias a todos Uds. Quienes han pasado por estas páginas, que han dejado sus mensajes de apoyo, que han leído, estudiado y compartido algunas de éstas líneas. El contenido seguirá estando disponible para todo aquel que desea seguir buscando a Dios.

Un abrazo y muchas bendiciones en Cristo!!!

Gonzalo


Deja un comentario

Conciencia de Pecado

Todos pecamos. No hay ni un justo (Romanos 3:10). Así que no nos debemos vanagloriar. Siempre estamos dando tropezones. Nos caemos, nos levantamos y volvemos a caer. Somos seres imperfectos esperando su redención en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, para que este cuerpo mortal se vista de inmortalidad.

Te das cuenta que cuando oras le hablas al Dios del Universo. Te das cuenta que tú, un pequeño insecto, le hablas a lo más grande, a lo más glorioso. ¿Cómo Dios permite que esto ocurra? ÉL es perfecto y nosotros somos completamente imperfectos, pero gracias a la muerte y resurrección de Cristo, podemos entablar una relación personal con Dios, de un hijo hacia su Padre.

A veces nos sentimos mal por lo que hacemos, pero ¿Tienes la convicción de que eres un pecador? Estamos constantemente pecando. Cada momento que pasa no hacemos lo que Dios quiere. ¿No me crees? Entonces responde a las siguientes preguntas:

¿Amas a Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas el 100% de tu tiempo?

Mateo 22:37 “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”

¿Amas a tu prójimo como a ti mismo siempre, en las buenas y en las malas?

Mateo 22:39 “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”

¿Cuando realizas alguna acción, incluso las menos decorosas, lo haces sin quejarte?

Filipenses 2:14 “Haced todo sin murmuraciones y contiendas…”

¿Cuándo te sientes agobiado, echas toda tu ansiedad sobre ÉL y dejas de estar preocupado?

1 Pedro 5:7 “…echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”

¿Cuando hablas siempre dices cosas que edifican y dan gracia a otros?

Efesios 4:29 “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”

¿No holgazaneas y haces lo que debes hacer sin desperdiciar tiempo?

Efesios 5:16 “…aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”

No pretendamos creer que llevamos una vida perfecta. Siempre nos caemos y no hacemos lo que Dios nos pide. ¡Sé específico! Cuando ores a Dios, pídele perdón por no guardar sus mandamientos. Debes estar quebrantado y furioso por tu pecado, el cual debes sacarlo de tu vida (Colosenses 3:5)

Recuerda la promesa, la cual nos permite estar tranquilos sabiendo que somos escuchados, que nuestras oraciones son posibles, apropiadas y poderosas.

1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”

Reconoce que sin Dios nada puedes hacer bien. Solo con ÉL y por ÉL las cosas suceden y tu puedes estar tranquilo que ÉL te ama.

Bendiciones en Cristo!!!

Gonzalo


Deja un comentario

Saturémosno de la palabra de Dios

Llevamos varios artículos analizando las tentaciones y el pecado. Me gustaría hacer un alto y resumir algunos puntos importantes, un manual “corta palo”, algo que podamos recordar en nuestro día a día.

Cuatro cosas que las tentaciones, al convertirse en pecado, nos provocan:

  • Derrota: cuando caemos nos sentimos derrotados, hipócritas.
  • Endurece el corazón: al no avanzar y vencer, el pecado se transforma en algo “normal”.
  • Nos lleva de pecado a pecado: Si dejamos la puerta abierta, algo en nuestra vida sin resolver, permitimos que entre otro pecado y todo se hace más grande.
  • Nos provoca la muerte (Santiago 1:14-16). Siempre el pecado provoca muerte. Puede ser física (ingesta de drogas, alcohol, etc.) o de nuestra relaciones (matrimonio roto, lealtades quebradas, etc.)

Siempre frente a una tentación podemos decir NO. Somos responsables de nuestro comportamiento y podemos luchar para ser cambiados en nuestra vida. Satanás no nos obliga a realizar algo, solo puede engañar y manipular (Génesis 3:13; 2 Corintios 11:3). Nosotros somos quienes decidimos pecar.

No te engañes, todos pecamos y no hay nadie que nunca peque. Pero debes entender que un verdadero cristiano no practica el pecado como forma de vida, sino que busca honrar a Dios. Es difícil, no digo que sea fácil, porque muchas veces para conformarse el modelo de Dios, debemos sacar de nuestra vida relaciones personales, situaciones, cosas y lugares que nos gustan. Porque todo aquello que nos lleva a pecar debe ser extirpado de nuestra vida. Es el medio que tiene Dios para hacernos madurar y conformarnos a la imagen de Cristo.

Nunca te preguntes ¿Hasta dónde puedo llegar sin pecar? Porque siempre obtendremos respuestas racionales. Debemos preguntar ¿Qué es lo más prudente? ¿Cómo puedo lograr un carácter como Cristo?

Hay tentaciones que se repiten siempre. Nos caemos y pecamos, por lo general, en las mismas cosas. Nos debemos preguntar ¿Cuál es la raíz del problema? Porque debemos sacar de raíz aquellas cosas que siempre nos terminan venciendo. ¿Cómo lo hacemos? Una buena manera es analizar nuestra vida desde el punto de vista de aquellas “cosas” que se han transformado en nuestra seguridad, una válvula de escape o que le damos un nivel de importancia mayor. Puede ser el trabajo, una relación, la familia o un pasatiempo. Todo aquello determinará nuestras acciones, el uso del tiempo, nuestros pensamientos. Es lo que controla nuestra vida. Debemos buscar a Dios y transformarlo en nuestra única fuente de seguridad e importancia. Solo ÉL puede suplirlo todo. Así que: ¿Qué estás considerando más importante que Dios? Una vez que lo encuentres, renueva tu mente, quita la vieja manera de pensar.

Hay tentaciones que afectan nuestras necesidades. Debemos entender que hemos sido creados para satisfacer necesidades. Todos necesitamos de amor, aceptación, éxito, comida y un largo etcétera. Satanás distorsiona nuestros deseos y transforma el amor con “ser codiciados”, el éxito por la “ambición”, la comida con “gula”.

El apóstol Juan menciona tres grupos de falsedades que Satanás utiliza (1 Juan 2:15-16)

  • Deseos de la carne: apetitos, deseos, nuestro viejo hombre.
  • Deseos de los ojos: todo lo que vemos y que despiertan apetitos y deseos.
  • Vanidad de la vida: todo aquello que nos eleva el deseo de independencia a Dios. Es decir, “nosotros podemos hacerlo solo”

Cuando somos tentados un grupo, o incluso todos, entran en acción. Entonces, ¿Por qué no podemos satisfacer nuestros deseos, si fuimos creado para ello? Esta pregunta es equivocada, es muchísimo mejor preguntar: ¿Cómo preferiría Dios que yo satisficiera mis deseos y cuándo es el tiempo perfecto de Dios para ello?

Para nuestra tranquilidad, hay dos principios básicos que debemos tener claro frente a la tentación (1 Corintios 10:13):

  • Dios a puesto un límite o intensidad a cada tentación. Nunca seremos tentados más de lo que podemos resistir. Es más, Dios nunca nos abandona y siempre participa en nuestra lucha contra cada tentación.
  • Para cada tentación, Dios ha planeado una salida. Nuestra misión es encontrarla y aprovecharnos de ella.

No podemos confiar en nuestras propias fuerzas. Nunca nos consideremos fuertes, porque a pesar de vencer la tentación, ésta se puede volver a presentar. No debemos bajar la guardia. La mejor forma de hacerlo es como lo hizo Jesús (Mateo 4:1-11). Nuestro Señor respondió con la Palabra de Dios. No utilizó su ingenio, no discutió con el Diablo, no hizo uso de su fuerza de voluntad o poder, simplemente respondió con la verdad.

Recuerda que la palabra de Dios expone el pecado, muestra su verdadera naturaleza. Además nos ayuda a enfocarnos, alejándonos mentalmente lo suficiente para poder luchar contra la tentación. ¿Cómo lo hacemos? Frente a una tentación, vuelca tus pensamientos en la palabra de Dios. No lo dejes para mañana, hazlo inmediatamente. De esta manera ejecutamos nuestra fe, porque confirmamos y creemos en Dios. ÉL y sólo ÉL tiene el poder de sacarnos del pecado.

En términos prácticos y como recomendación, sería prudente seleccionar, comprender y memorizar versículos bíblicos que responden a tus tentaciones más frecuentes. La idea es tener siempre en la punta de la lengua la palabra de Dios, una espada desenvainada lista para la batalla.

Saturémosno de la palabra de Dios.

Bendiciones en Cristo!!!

Gonzalo

PD. Si deseas recordar o leer sobre lo que hemos escrito del tema, pásate por la etiqueta «Pecados»

 


Deja un comentario

6 Teorías referente a la tentación

Vencer la tentación es entender lo que Satanás se propone y el cómo lo lleva a cabo.

2 Corintio 2:11 “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.”

Existen muchos malentendidos o teorías comunes referente a la tentación, que moldean nuestra manera de pensar y de hacer. Nos dañan porque crean expectativas irreales, acciones que Dios nunca pensó para nosotros. Analizaremos 6 de ellas.

1.- Ser tentado es pecar

Cuando viene la tentación generalmente llega con sentimientos asociados. A veces es tan grande lo que sentimos que nos sentimos culpables. Pero recuerda que no somos responsables de las ideas que afloran en nuestra mente, pero sí tenemos la obligación de controlarlas para que no nos dominen.

2 Corintios 10:5 “…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…”

Es preciso sacar lo malo de nuestra mente y colocar lo bueno. Obviamente podemos tomar medidas adicionales con lo que vemos, hacemos y decimos, pero siempre habrá sucesos o personas que nos llevan a tener pensamientos y sentimientos impíos.

Las tentaciones comienzan con un pensamiento, pero el pensamiento de hacer algo malo, aún combinado con el deseo de hacerlo, no es pecado, sólo es una tentación. La tentación no es pecado, sino la intención de Satanás de hacernos caer.

Recuerda que Jesús fue tentado en todo, tal como a nosotros, pero él nunca pecó.

Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”

2.- Las personas espiritualmente maduras no son tentadas

Recuerda que siempre enfrentaremos tentaciones en nuestra vida. No importa si eres un creyente recién renacido o que lleva mucho tiempo en la palabra de Dios. Es más, mientras más piadosos seamos, más amenaza somos para Satanás y por tanto él trabajará más fuerte para hacernos caer.

Jesucristo estaba lleno del espíritu santo y fue tentado. De la misma manera, nosotros seremos tentados todo el tiempo.

Santiago 1:2-4 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”

3.- Si vencemos un pecado, la tentación en esa esfera cesará

Pensar ésto es irreal. Podemos luchar contra un pecado por años y finalmente ser liberados. Incluso podemos caminar victoriosos y pensar que estamos más allá de ser tentado en ese punto. Pero la tentación siempre estará ahí. Satanás conoce nuestros puntos débiles, si nos ha hecho caer en alguna esfera antes, lo intentará nuevamente. Atacará otra vez.

Debemos comprender nuestra propia fragilidad. La tentación puede venir en cualquier momento. Y si llega en una esfera que pensábamos estaba sanada, podemos desalentarnos y pensar que todo sigue como antes, que nada ha cambiado. Nunca debemos descuidar nuestra relación con Dios. Debemos seguir estudiando, viviendo conforme a las escrituras, orar sin cesar, renovando nuestra mente.

Nos liberamos de la tentación diariamente. Todos los días podemos ser tentados y por eso cada día Dios nos da la victoria. Recuerda que Dios nos ha prometido que no nos dejará caer en tentación. Muy distinto a pensar que él nos librará de ser tentado.

4.- Caemos en tentación y pecamos

Falso. No caemos en tentación, no somos meros espectadores inocentes. Es una manera sutil de echarle la culpa a otro. Nosotros escogemos pecar.

En toda tentación siempre existe un punto en que podemos tomar una decisión. Obviamente Satanás podrá colocar mucha presión, pero siempre existirá el momento en que debemos decidir pecar o no pecar. La tentación no perjudica nuestra libertad de escoger. Somos responsables de nuestras acciones. Así que el pecar, debido a una tentación, es siempre el resultado de una decisión.

5.- Dios se decepciona cuando somos tentados

Cuando somos tentados surgen sentimientos de condenación y pensamos que Dios se decepciona de nosotros. Esto no es así. Dios es omnisciente y nada lo toma por sorpresa. ÉL conoce todas las tentaciones que vendrán a nuestra vida y el cómo responderemos a ellas. Por tanto no tiene forma de decepcionarse.

Las tentaciones son usadas para ayudarnos a desarrollar carácter y fe.

Santiago 1:2-4 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”

Cuando somos tentados, nuestra fe y carácter son probados. Al resistir con éxito, salimos más fuertes. De hecho la tentación prueba nuestro amor por Cristo.

Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”

6.- La tentación se vence huyendo

El campo de batalla es la mente. Huir no siempre nos garantiza la victoria.

Es prudente evadir situaciones, lugares o personas que nos predisponen a ser tentados. Pero cambiar constantemente las circunstancias no implica vencer. Lo que debemos hacer es renovar nuestra mente, a fin de que Dios cambie nuestro carácter y corazón.

Lo que ocurre en nuestro interior, determina lo que pasa en el exterior. Dios no nos ha sacado del mundo, sino que nos ha dejado para que nosotros hagamos un impacto en el mundo.

Vamos a enfrentar siempre tentaciones, pero hay un tiempo para correr y otro tiempo para estar firmes.

Bendiciones en Cristo!!!

Gonzalo