MenteFija

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

De qué mundo ignorado habré venido…

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pedroprado Pedro Prado nació en Santiago de Chile el 8 de octubre de 1886. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1949. Murió en Viña del Mar el 31 de enero de 1952. Ver mas datos aquí.
Bueno y que tiene que ver Pedro Prado con el título expuesto en este post. El título es el inicio de un poema de dicho autor, escrito en su libro «Esta Bella Ciudad Envenenada» por los años 45. Este poema es el fiel reflejo de quienes pensamos distinto en este mundo.
Cuando Ud. habla en este mundo, le ha pasado que no lo entienden (no sé si será por el lenguaje utilizado o por la expresión misma del pensamiento). A sentido la necesidad (y lo ha hecho) de ceder el asiento en la micro o en el metro. A dado su puesto a una mujer mayor en la fila del supermercado. Intenta dar oportunidades a diestra y a siniestra a personas que han demostrado fallar una y otra vez. Es de aquellos que juega limpio en un mundo sucio. Cuando habla es de aquellos que mira a los ojos, no miente e intenta ayudar a su prójimo con sus palabras. No roba a pesar de que se den las condiciones (piense en la cantidad de personas que no pagan su boleto en el Transantiago; señores de traje y corbata, señoras con bolsas de multitiendas, jóvenes escuchando música en su mp4).
Si sus respuestas han sido afirmativas una y otra vez, bueno este poema también es para Ud.
Por último, deseo dejar claro que este poema me lo leyó mi amada esposa y no pude dejar de pensar en la semejanza existente entre ella y el mismo. De hecho lo hizo suyo, es su lectura obligada diariamente.
Aquí va, buen provecho.

De qué mundo ignorado habré venido,
qué lenguaje es el mío tan arcano,
que si a alguien tiendo con amor la mano
ignora lo que ofrezco o lo que pido.

Me sé distinto de mortal nacido:
niño o zagal, maduro ya o anciano,
no encuentro al alternar, y busco en vano
¡y entre tantos! a alguno parecido.

Sonriendo miran como quien indaga,
sin comprender jamás lo que yo quiero,
y con tal inconsciencia se me paga
que alejarme, por último, prefiero.

No hay cosa mía que a alguien satisfaga;
me siento entre los hombres extranjero!

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